El 26 de junio de 1975 es
una de las fechas marcadas en la crónica negra de la ciudad. Aquel día, en un
intervalo de apenas hora y media, se registraron dos atentados con la
colocación de sendas bombas. Uno de ellos se saldaba con una víctima mortal.
El primer artefacto
explosionaba en torno a las tres de la tarde en un aparcamiento situado entre
el edificio de la Comandancia General de Ceuta y el Hotel La Muralla, en las
inmediaciones de la Plaza de África. Según recogía la prensa de la época, la
bomba estaba adosada a un vehículo con matrícula marroquí, que al parecer
llevaba algunos días aparcado en la zona. La explosión alcanzó a uno de
los soldados que en ese momento permanecía de guardia en la Comandancia
General. Sufrió heridas leves.
El edificio del Hotel ‘La Muralla’ también se
vio afectado por la onda expansiva, rompiéndose los cristales de los locales
comerciales ubicados en los bajos de las instalaciones hoteleras y causando
importantes desperfectos. El ruido del impacto se escuchó en todo el hotel,
aunque afortunadamente no hubo que lamentar ningún daño personal. Los vehículos
que estaban aparcados junto al coche-bomba también sufrieron las consecuencias
de la fuerte explosión.
Segundo
artefacto
No había transcurrido una
hora y media cuando estallaba el segundo artefacto. A las cuatro y media
explosionaba una bomba en las instalaciones de la Comandancia Militar de Marina
que había sido colocada –según recogía El Faro de Ceuta- en la entrada del
edificio ubicado en la calle Calvo Sotelo, 26. El diario ABC informaba que el
artefacto había sido puesto en el rellano de la escalera de la primera planta.
En el momento en el que
explosionaba la bomba, entraba por la puerta principal Fernando Fernández
Moreno quien junto a Luis López transportaba un mueble que debían subir a la
última planta del inmueble. Según publicaba el diario ‘El Faro de Ceuta’,
Fernando Fernández recibió el impacto de la explosión, siendo lanzado a varios
metros de distancia. Fue trasladado en ambulancia al Hospital de la Cruz Roja,
donde ingresó ya cadáver. Por su parte, Luis López Ramírez quedó ingresado en
estado grave como consecuencia de las quemaduras sufridas. Minutos después de
registrarse este segundo atentando, las Fuerzas de Seguridad (Policía Armada,
Guardia Civil y Guardia Municipal) procedían al desalojo de las viviendas
situadas en los pisos superiores de la Comandancia Militar de Marina. La
explosión provocó la rotura de puertas y cristales, generando una situación de
pánico entre los residentes en este edificio. Debido al estado en el que quedó
el inmueble, los agentes del Cuerpo de Bomberos apuntalaron algunas partes del
mismo para evitar un posible derrumbamiento.
Dispositivo
policial
Nada más producirse la primera
explosión, la frontera de Ceuta con Marruecos quedó cerrada. Horas después fue
reabierta, aunque se procedió a un riguroso control a todas aquellas personas y
vehículos que cruzaban hacia Marruecos. También se establecieron diferentes
controles en otros puntos de la ciudad con la intención de identificar al autor
o autores de los atentados. El estamento militar ordenó que todos aquellos
soldados que se encontraban fuera de los cuarteles se incorporaran de forma
inmediata.
Homenaje
Fernando Fernández Moreno,
la única víctima mortal de este trágico atentado, tenía veintiséis años.
Carpintero de profesión, estaba casado y tenía una hija. Residía en el barrio
de la Almadraba. Según publicaba el diario ABC en su edición del 29 de junio de
1975, el Pleno Municipal aprobó la concesión de la medalla de la ciudad a
título póstumo a Fernando Fernández Moreno. El alcalde, Alfonso Sotelo Azorín
se trasladó junto a miembros de la corporación ceutí al domicilio de la viuda
para hacerle entrega de la condecoración.
Declaraciones
alcalde
El por aquel entonces
alcalde de Ceuta, Alfonso Sotelo se encontraba el 26 de junio de 1975 en
Madrid, en las Cortes Generales formando parte de la Comisión mixta que
estudiaba el proyecto de Ley de Incompatibilidades. Desde la capital
manifestaba que “estoy seguro que estos artefactos darán más fuerza, si cabe,
para reafirmar nuestra españolidad”, tal y como recogía al día siguientes las
páginas del diario ABC.
Testimonio
A Luis López Ramírez aún le
quedan secuelas del atentado sufrido hace ya cuarenta años. Sigue sufriendo
problemas en un ojo. Acompañaba a Fernando Fernández Moreno cuando explosionaba el
segundo de los artefactos que estallaba aquel 26 de junio de 1975. Sufrió
graves heridas, por lo que permaneció unas tres semanas ingresado en el antiguo
Hospital de la Cruz Roja. Han transcurrido cuatro décadas, pero lo ocurrido
aquella tarde lo tiene grabado en la memoria. Es un recuerdo que parece
imborrable: “¡Cómo olvidarlo”, exclama. “Íbamos –rememora Luis López- a
entregar un mueble de cocina. Lo llevábamos entre los dos. Teníamos un poco de
prisa porque ese día Fernando tenía que llevar a su hija al médico. Entramos en
Comandancia, y fue en ese momento cuando se produjo la explosión. Creo que
estaba preparada para que explotara a esa hora”.
Como consecuencia de la
explosión fue lanzado a varios metros de distancia. Ya en la calle recuerda que
“había una humareda muy grande. Estaba sin ropa y con muchas quemaduras”.
En aquella época, Luis
Pérez estaba preparando unas oposiciones. Un rato antes de la explosión
–paradojas de la vida- estuvo junto a Fernando Moreno en la Plaza de África al
tener ambos conocimiento de que había estallado un coche-bomba junto al Hotel
‘La Muralla’: “Estuvimos viendo lo que había ocurrido y allí estuvimos hablando
con un policía, primo de Fernando”. Nada les hacía presagiar que lo que el
destino les aguardaba poco después.
No recuerda exactamente
cuándo le comunicaron que su compañero había fallecido como consecuencia del
atentado, pero estima que fue “a los dos o tres días”. “Incluso ya me dijeron
que estaba enterrado”, expone Luis Ramírez, a quien le unía una gran amistad con
Fernando Fernández: “Nos habíamos criado juntos. Tenía una niña muy pequeña y
llevaba poco tiempo casado. Lo pasé muy mal”.
Desde entonces no ha
perdido el contacto con la familia de Fernando Fernández, aunque confiesa que
“al principio fue muy duro. Incluso llegamos a evitarnos por los recuerdos,
pero existe bastante cariño entre nosotros”.
Luis Pérez reconoce que “al
principio no podía pasar por la zona donde se produjo la explosión”, pero el
paso del tiempo ha hecho que, aunque surjan los recuerdos, haya superado el
tener que evitar pasar por el lugar donde estaba ubicada la antigua Comandancia
de Marina.
Ninguno de los dos atentados
registrados aquel 26 de junio de 1975 fueron resueltos. Nunca – al menos
públicamente no se explicó- se supo quién o quienes estaban detrás de aquellas
explosiones. Ni el porqué de las mismas. Cuarenta años después, Luis Pérez no
puede responder a estas preguntas: “Nosotros no llegamos a saber nada. Aún hoy
tampoco tenemos ningún dato. Sólo sabemos que hay documentación archivada en el
Juzgado Togado Militar, pero poco más”.
El Pleno Municipal también
le concedió la medalla de la ciudad a Luis Pérez. El alcalde hizo entrega de la
misma en el propio Hospital de la Cruz Roja. También le comunicó la decisión
adoptada en el transcurso de la sesión plenaria de ofrecerle un puesto de
trabajo en el Ayuntamiento ceutí.
Atentado
fallido en Melilla
Coincidencia o no, un día
después de la explosión de los dos artefactos en Ceuta, dos marroquíes
resultaban muertos cuando intentaban poner una bomba en la ciudad hermana de
Melilla. Según publicaba la prensa de la época, pretendían volar unos depósitos
que contenían cuarenta mil toneladas de combustible. Horas después, y como
muestra de indignación por lo ocurrido tanto en Ceuta como en Melilla, se
organizó una manifestación –participaron más de dos mil personas- que se
dirigió hasta la Comandancia General. Los comercios permanecieron
cerrados durante toda la tarde.
Otros
atentados
Ceuta sufrió otros dos
atentados más. A los citados en este reportaje, hay que unir el artefacto
colocado el 24 de octubre de 1978 en la antigua estación de autobuses
–actualmente la Jefatura Superior de Policía- en el Paseo de Colón. El
inspector de la Policía Armada, Felipe García resultó herido cuando intentaba
desactivar la bomba. Posteriormente, el 6 de marzo de 1979 se registraba una
explosión en una de las habitaciones de la tercera planta del Hotel Ulises.
Unas quince personas resultaron heridas. El atentado fu reivindicado por el
frente Patriótico de Liberación Marroquí. En un informe titulado ‘Origen y
Desarticulación del Comité Pro-Frap en Málaga’ y elaborado por Carmen Rosa
García Ruíz, profesora titular de la Universidad de Almería afirmaba que “el PCE(i) desarrolló campañas
de apoyo a Argelia de independencia para Canarias, País Vasco, Cataluña y
promueve los Grupos Anticolonialistas de Baleares. En el 77 participa en atentados
en Madrid y en el 79 en Ceuta y Melilla”.