Por su enclave, la fortaleza del Hacho, no cabe duda, sería
un interesante reclamo turístico. Durante siglos ha tenido –y sigue teniendo-
un uso militar, pero ¿por qué no aprovechar su privilegiada ubicación para
atraer turismo?. La pregunta, que para algunos puede parecer descabellada, ya
se planteó a principios de la década de los 70, cuando la Comisión de
Iniciativas Turísticas (CIT) –presidida por Alberto Baeza- incluyó esta
propuesta en el primer Plan de Ordenación Turística. Posteriormente, en el año 1976,
el por aquel entonces alcalde de Ceuta, Alfonso Sotelo Azorín presentó esta
iniciativa en sesión plenaria. El equipo de Gobierno había diseñado un
ambicioso plan en el que recogían numerosas ideas para mejorar la ciudad. Entre
ellos, la apertura y urbanización de la Gran Vía, construcción de un parking
subterráneo, la instalación de escolleras en las principales playas de la
ciudad, la puesta en marcha del denominada ‘Plan parcial del Revellín’ o la
organización de diversos actos que tuviesen una repercusión mediática en el
exterior. Al margen de la mejora de la ciudad, esos proyectos tenían como objetivo
fundamental la potenciación del turismo. Por esta razón, en la sesión plenaria
celebrada el 16 de febrero de 1976 se planteó la posibilidad de solicitar al
Ejército la utilización de la fortaleza. Según datos extraídos del acta
plenaria, la moción defendida por el propio alcalde reflejaba lo siguiente: “[…]
Ceuta cuenta con zonas inigualables para potenciar su natural riqueza. Una de
las más singulares es el ‘Monte Hacho’, columna de Hércules, que programadas en
base a una utilización total con fines de proyección turística, podría
lograrse, y de hecho lo es, un complejo de atractivos y posibilidades
excepcionales”.
“Este tema –continuaba la moción- es una vieja aspiración
ceutí, pero para realizarla es imprescindible que la Fortaleza del Hacho,
propiedad del Ejército reciba un tratamiento y utilización distinta del que
actualmente tiene. Otra dedicación nos permitiría su potencial aprovechamiento,
sin que pierda su actual forma y su
actual estructura exterior, y así quizás pudiera transformarse, en
relativamente corto plazo, convirtiéndose en lugar de público esparcimiento
[…]”.
Esta iniciativa perseguía un doble fin. Por un lado, intentar
“eliminar la denominación de Ceuta como ‘ciudad presidio’, como se la conoce
desde el siglo XVII tanto en territorio nacional como extranjero”. El otro objetivo era el de apostar por las
inversiones con fines turísticos, ya que según la Corporación Municipal, si la
fortaleza dejaba de tener “la significación y condicionantes actuales, serían
innumerables las inversiones que se podrían programar”. Además la moción
razonaba su solicitud poniendo como ejemplo el “éxito logrado en Barcelona al
transformar la antigua prisión militar de Montjuich en un centro de interés turístico”.
La propuesta no exigía o solicitaba que el Ejército se
desprendiese de la fortaleza, sino que el estamento militar se comprometiera
“previa realización de obras de adaptación y reformas a cubrir otras
necesidades o actividades más acordes con las exigencias de una ciudad
turística como Ceuta”, exponía la moción que también recogía que en caso de que
el Ejército “no pudiese realizar estas inversiones”, el Ayuntamiento “previa
cesión y las consiguientes compensaciones” se haría cargo de la fortaleza para
“transformarla en ese centro turístico que propugnamos”.
Votada la iniciativa, se acordó que “de conformidad con la
propuesta contenida en la moción de la Alcaldía, se faculta a ésta para que
realice cuentas gestiones sean necesarias al buen de este acuerdo”.
Días después de la celebración del pleno, ‘El Faro de Ceuta’
publicaba una breve entrevista en la que Alfonso Sotelo explicaba el proyecto,
afirmando que “la idea fundamental estriba en que el ‘Hacho’ y sobre todo su
fortaleza constituyen uno de los parajes más singulares de Ceuta, al tiempo que
ofrecen unas panorámicas impresionantes”. “Teniendo en cuenta –continuaba el
alcalde- la misión que cubre ahora, es de todo punto imposible que tanto ceutíes
como nuestros visitantes puedan disfrutar de las posibilidades que sin duda
puede ofrecer. La primera intención del Ayuntamiento es solicitar a las
autoridades correspondientes, en este caso Ejército, que se le cambie el
destino que tiene la fortaleza, con lo que se viabilizaría la posibilidad de
que todos puedan disfrutar de lo que la naturaleza brindó al Hacho”. Alfonso
Sotelo se mostraba confiado en que el “Ejército podría, cambiando la
utilización de la fortaleza, convertirla en foco de atracción turística”, y
corroboraba lo ya expuesto en la sesión plenaria en relación a que si el
estamento militar no pudiera asumir el cambio, el Ayuntamiento “estaría
dispuesto a hacerlo”. El alcalde calificaba de “totalmente factible” la
propuesta aprobada en sesión plenaria.
Treinta y seis años después la fortaleza continúa teniendo
un uso exclusivamente militar, lo que evidencia que la propuesta municipal no
obtuvo los frutos deseados, y quedó sólo en un proyecto. Una interesante idea
que, quien sabe, algún día podría volverse a plantear.